Opinión


martes, 18 de octubre de 2016

Reuniones de principio de curso entre tutores y familias.


Como si se tratase de un guión:
1. Preparación de la reunión
Establecer los objetivos de la reunión. Pueden ser algunos como los siguientes:
  • Que los padres conozcan el centro, los horarios, las asignaturas, el profesorado, las fechas de evaluación, etc.
  • Que sepan como es el grupo en el que está integrado su hijo/a.
  • Que conozcan el plan de acción tutorial y en qué consiste la labor de tutor/a.
  • Que conozcan las características del nivel educativo en el que están sus hijos/as y las salidas posibles al terminar el curso.
  • Que conozcan cómo pueden colaborar con el centro y con los profesores para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
  • Que conozcan la línea educativa del centro.


2. Desarrollo de la reunión
a) Disponer de un control de asistencia, de la hoja de recogida de datos y del acta para la elección del delegado/a de padres del curso.
b) Presentación del tutor
  • Es importante valorar la asistencia de las personas presentes (Con ello se evita la tendencia en las reuniones de hacer alusión al bajo nivel de asistencia, cuando justamente el valorar a los presentes es lo que hace crear un clima más positivo).
  • Horario de tutoría en el que se pueden poner en contacto.
c) Objetivo de la reunión:
  • Expresarlos con claridad. Es importante recordar que se trata de una reunión grupal; los temas individuales no se pueden abordar en este momento.
d) Contenido. En esta primera reunión los temas pueden ser:
  • Objetivos de la tutoría y forma de llevarla a cabo: tutor/a como referente, seguimiento del proceso de enseñanza-aprendizaje, resolución de conflictos.
  • Características generales del curso.
  • Características específicas del grupo:
    -Composición del grupo-clase: número alumnado, alumnado con materias pendientes, repeticiones, profesores, optativas.
    -Visión que el tutor/a tiene del grupo a partir de los datos obtenidos por medio de ficha individual de tutoría, observación, opinión del resto de profesorado (adaptación, actitud ante el trabajo). Dar una visión positiva.
  • Organización general del trabajo en el grupo-clase.
  • Horario, calendario escolar y de evaluaciones.
  • Posibilidad de apoyos específico: PT, PROA, otros.
  • Taquillas: contrato de compromiso y fianza (en principio, solo para BI).
  • Reflexión sobre de convivencia en el centro:
    -Nuestra línea: educar en el respeto y la responsabilidad. Cuando infringen una norma, son responsables de su conducta y deben asumir las consecuencias. Es importante que tanto desde casa como desde el instituto trabajemos en la misma línea.
    -Programa de mediación: alumnado ayudante y mediador.
    -Los padres y madres también pueden hacer uso de este servicio. Muy importante que no intervengan directamente en los conflictos de sus hijos y lo comuniquen al centro.
  • Faltas de asistencia y formas de justificarlas: referencia al justificante facilitado.
  • Cómo actuar cuando se llega tarde. Salidas extemporáneas.
  • Inasistencia colectiva: recordar que a los alumnos de 1º y 2º ESO no les afecta.
  • Explicar el sistema de partes de incidencia.
  • Teléfono móvil y otros aparatos: recomendamos que no lo traigan. No se prohíbe, pero debe estar desconectado; de no ser así se le recogerá siendo depositado en JE.
  • Cualquier situación del alumno/a que la familia considere significativa (enfermedades, separación, etc.) se debe poner en conocimiento del tutor/a.
  • Actividades extraescolares:
    -Salidas y excursiones. Los alumnos que no participen en esta excursión deben asistir a clase.
    -Los alumnos que tengan partes pueden ser sancionados sin realizar alguna actividad extraescolar.
  • Aspectos en que la colaboración de los padres con el tutor/a es imprescindible: cooperar en los hábitos de higiene, descanso y trabajo, seguimiento de las tareas, planificación semanal del estudio y ocio, intercambio con el tutor/a si la marcha del alumno no es la adecuada, etc.
  • Dar unas mínimas orientaciones de cómo la familia puede ayudar al alumno en casa: límites claros, mejorar de la comunicación, facilitar lugar de trabajo, interesarse por su evolución diariamente, actitud correcta ante el rendimiento, higiene, organización del tiempo libre (TV, ordenador, etc). Apoyo para que el alumno cumpla las normas (que vean una misma línea entre familia y centro escolar para evitar desautorizaciones).
  • Animar a la participación en la AMPA.

3. Final de la reunión
  • Informar sobre recursos del centro: TIC, salón de actos, Cinemateca, Flamenco, teatro.
  • Equipo de Mediación
  • Coordinadora de igualdad
  • Planes: Comenius, Erasmus, Forma Joven, colaboraciones con universidades, etc.
  • Breve resumen de la reunión remarcando los puntos clave.
  • Agradecer su presencia y la confianza depositada en el centro y en el tutor/a.

lunes, 17 de octubre de 2016

Las familias en la primera reunión colectiva con el tutor/a

 Diez errores de las familias en la primera reunión con los tutores/as de sus hijos:
  1. No asistir.
  2. No enterarse del horario, el nombre del tutor y las condiciones de salidas y entradas extemporáneas del centro.
  3. Hacer preguntas sobre asuntos que solo les conciernen a sus hijos.
  4. Contar cómo se hacen las cosas en su casa.
  5. Hablar de otros.
  6. Convertirse en protagonistas.
  7. Decir aquello de “yo, que también soy docente”.
  8. Interpelar al tutor/a y no dejarle que sea él/ella quien dirija la reunión.
  9. Comentar actuaciones o conductas del profesorado del centro.
  10. Salir con dudas.

El primer encuentro de los tutores y las familias

 Diez errores que no deben cometer los tutores/as en las reuniones con las familias de principio de curso:
  1. No llevar la reunión preparada.
  2. Dejar el teléfono móvil encendido y que suene.
  3. Contar situaciones personales, especialmente las precarias.
  4. Hacer un comentario sobre un alumno, alumna o familia en particular, presentes o ausentes.
  5. Comparar el centro con otros, a los que se nombra.
  6. No facilitar la hora destinada a recibir a los padres/madres.
  7. No dejar un tiempo para las preguntas.
  8. Olvidar que no se trata de lo que se dice, sino de cómo se dice.
  9. Hablar demasiado tiempo.
  10. No ir con la mejor de las presencias y de las actitudes.



domingo, 16 de octubre de 2016

Colegio privado, colegio público



Quiero una escuela pública y de calidad; vaya esto por delante pero, tras haber coincidido con una mayoría de directivos de colegios privados en un congreso que reunía un tercio del mundo, he llegado a las conclusiones siguientes:
Las empresas educativas ofrecen buenos servicios porque son empresas, funcionan como tales, deben ganarse a sus clientes y, por ello, hacen que sus trabajadores se impliquen, se formen y comulguen (a veces demasiado) con sus idearios. A mayor productividad, más negocio y, a mayor negocio, más inversión en pistas deportivas, instalaciones varias y mercadotecnia. Es comercio, con la educación, pero comercio; y está bien que exista, porque quien pueda permitirse pagar sus mensualidades y alimentar esa parte de su cerebro que le hace creer que son mejores, tiene todo el derecho del mundo a pensar que la compañía de la hija del notario hará crecer intelectual y culturalmente a sus hijos. El problema de esa división entre los unos y los otros lo tienen únicamente quienes así lo creen.
Los progresos en didácticas y tecnologías son bienvenidos, porque pueden reducir las ratios, innovar y destinar a otra función al empleado que no rinde o que se niega a modernizarse. Es una banalización de la insigne misión de educar que el usuario no sufre, sino que se beneficia generalmente.
Es verdad que muchos centros alardean de lo que no tienen, o de más de lo que tienen, que pagan la publicidad en los medios; que estos medios, la mayoría partidarios de un liberalismo que arrincona a las clases menos favorecidas, los aúpan y pregonan virtudes que, a veces, son comunes. Verdad que los horarios del profesorado se modifican al gusto y que hay quienes deben asistir a convivencias en sábados y domingos y quienes deben decirle a la madre superiora “Amén, Jesús” y casarse por la iglesia, para poder ejercer su docencia de matemáticas; y que en algunos, o muchos, se bordea la normativa para adecuarla a las convicciones.
Todo eso es verdad y cada vez hay más, porque cada vez se cuida menos la educación pública: ¿saben ustedes que los profesores estatales no pueden formarse sino por los formadores estatales que, a su vez, han tenido que ser formados por formadores estatales?; ¿saben que las innovaciones más elementales no pueden desarrollarse porque las clases de cuarenta metros cuadrados albergan, a veces, hasta treinta y ocho adolescentes; y que los horarios y los espacios y las autorizaciones son inflexibles, inmutables, únicos y anticuados muchas veces; y que el presupuesto para inversiones es irrisorio; y que no se puede contratar profesorado especialista, lectores o técnicos y que existen enormes dificultades para consolidar un equipo directivo? ¿Saben que nadie quiere ser director o directora?
Quiero, exijo, una escuela pública de calidad; prefiero que haya un porcentaje pequeño de centros que puedan competir con los privados mejores a que, por una pacata idea de la equidad, no pueda competir ninguno; deseo que los mejores profesores puedan volar y hacer volar a su alumnado, sin cortapisas ridículas; quiero y lo repito, como aquel ministro de educación Ángel Gabilondo, que la ideología se lleve a los presupuestos.
Existen también los colegios concertados, necesarios porque el erario no puede permitirse abrir una red estatal que acapare toda la escolarización, así que la administración paga esto y aquello y ellos ponen las instalaciones y lo demás; lo que pasa es que lo demás no siempre es excelente y, en competencia desleal con los privados en algunas comunidades, como la de Madrid, han utilizado suelo público para sus edificaciones y siguen cobrando, además, por servicios que pueden usarse, aunque no se usen. Los privados concertados se caracterizan por ser mantenidos y desagradecidos, pero las distintas consejerías no pueden prescindir de ellos.
Ah, y Finlandia, siempre que se habla de éxitos, se nombre Finlandia, donde la educación es gratuita e impartida por centros públicos, donde no se paga por los libros ni por el material escolar y donde los municipios son los máximos responsables; donde se intenta compensar las necesidades de quienes las padece; donde todos son o quieren ser finlandeses.
¿Qué hacemos pues? Para empezar, reivindicar lo mejor de lo público que es mucho, dar publicidad a los logros que sus estudiantes consiguen: premios extraordinarios, olimpiadas científicas nacionales e internacionales, calificaciones en las universidades, becas de distintos organismos, formación integral y no sesgada, imparcialidad, objetividad, garantías, potenciación de lo rural, apoyo a los pueblos pequeños, atención a la diversidad entendida con toda su amplitud, estudio de las estadísticas reales y no de las clasificaciones interesadas en la prensa conservadora; después, convencer y convencernos de que gestionar la educación no es una tarea únicamente política, ni únicamente social, sino que al frente de los organismos deben estar los más cualificados, a quienes habrá que reconocerles su labor y su prestigio y no ningunearlos, hundiéndolos en la masa, totalmente heterogénea.
Y, si después de todo, alguien cree que es mejor discriminar y tener un ideario, que optar por la integración, la igualdad de oportunidades y el profesorado libre y mejor formado, casi siempre; si quiere pagar de veces por un derecho fundamental; si prefiere la opacidad a la transparencia, pues que lo haga; pero no colaboremos en que los empresarios de la educación privada venzan a los administradores de la estatal, aunque estos últimos sigan sin enterarse que hay que aupar a algunos y potenciar a otros, que la igualdad hay que interpretarla y que si sabemos lo que queremos, no se pueden frenar las iniciativas, no hay que ser burócratas, sino tan listos como los que más, con la misma publicidad, con los mismos medios de formación, con idénticas aspiraciones, aunque no sean rentables.
Además, ¿cuál es la verdadera rentabilidad en la educación?

                                     Juan Andivia Gómez
                                     (Publicado en varios medios)

Desesperanzador comienzo de curso

http://elcorreoweb.es/opinion/columnas/desesperanzador-comienzo-de-curso-KG2190149